30 oct 2008

La vida según Galeano -Amares-


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El siguiente texto, es una transcripción literal de lo expuesto oralmente por Eduardo Galeano en: "La vida según Galeano", un nuevo ciclo del canal Encuentro.


Amares

El amor es una enfermedad. Y a los enfermos cualquiera nos reconoce por las hondas ojeras, que delatan la falta de sueño, o por nuestra insoportable necesidad de decir estupideces.
El amor se puede provocar, echando un puñadito de polvo de "quereme", en el café o en la sopa, como al descuido, pero no se puede impedir.
No hay decreto de gobierno que pueda prohibirlo.
Alguna vez escribí, para resumir el asunto:
"Ellos son dos, por error que la noche corrige".

Hoy voy a contarles a mi modo y manera algunas historias que desarrollan el asunto.


De deseo somos.

La vida, sin nombre, sin memoria, estaba sola.
Tenía manos pero no tenía a quien tocar. Tenía boca pero no tenía con quien hablar.
La vida era una. Y siendo una era ninguna.
Entonces el deseo disparó su arco.
Y la flecha del deseo partió la vida en dos.
Y la vida fue dos.
Y los dos se encontraron y se rieron.
Les daba risa verse, y tocarse también.


Huellas.

Hace miles y miles y miles de años una pareja venía caminando por el oriente del África mientras nacía la estación de las lluvias.
Aquella mujer y aquel hombre todavía se parecían bastante a los monos (la verdad sea dicha), aunque ya andaban erguidos y no tenían rabo. Un volcán cercano, que ahora se llama Sadiman, estaba echando cenizas por la boca.
Y el cenizal guardó los pasos de aquella pareja desde aquel tiempo a través de todos los tiempos. Bajo el manto gris han quedado intactas las huellas.
Y esos pies nos dicen ahora que aquella Eva y aquel Adán, venían caminando juntos, cuando a cierta altura ella se detuvo, se desvió y caminó unos pasos por su cuenta... después, después volvió al camino compartido.
Las huellas humanas más antiguas de todas nos han dejado la marca de una duda.

Los años han pasado, unos cuantos añitos, y la duda sigue.


Hormigas.


Tracy Hill era niña en un pueblo de Connecticut y practicaba entretenimientos propios de su edad, como cualquier otro tierno angelito de dios.
Un día, junto a sus compañeros de escuela, Tracy se puso a echar fósforos encendidos en un hormiguero. Todos disfrutaron mucho de ese sano esparcimiento infantil. Pero ella vio algo que los demas no vieron o hicieron como que no veían y que a ella le dejó una marca en la memoria.
Ante el fuego, ante el peligro, las hormigas se separaban en parejas... y así, juntas, bien pegaditas, esperaban la muerte.


Fundación de los abrazos.

Muchísimo antes de que el Irak fuera tierra arrasada por la cruzada civilizatoria del presidente Bush, allí en Irak, había nacido la escritura. Y allí había sido escrito el primer poema de amor de la historia humana. El poema escrito en lengua sumeria, escrito en el barro, narraba el encuentro entre un pastor y una diosa. La diosa Inanna, amó esa noche como si fuera mortal, y Dumuvi, el pastor, fue inmortal mientras duró esa noche.


Teología.

El dios de los cristianos, dios de mi infancia, no hace el amor. Es quizá el único dios que nunca a hecho el amor entre todos los dioses de todas las religiones de este mundo. Cada vez que lo pienso siento pena por él y entonces le perdono que haya sido mi superpapá castigador, el jefe de policía del universo, y pienso que al fin y al cabo dios también supo ser mi amigo cuando en aquellos viejos tiempos yo creía en él y creía que él creía en mí. Y a veces hasta me parece escuchar sus melancólicas confidencias, como si al oido me dijera: "Lástima que Adán fuera tan bruto, lástima que Eva fuera tan sorda y lástima que yo no supe hacerme entender. Ellos creyeron que un pecado merece castigo, si es original. Dije que peca quien desama y entendieron que peca quien ama. Donde anuncié praderas de fiestas escucharon valle de lágimas. Dije que era el dolor la sal que daba gustito a la vida, a la aventura humana y entendieron que yo los estaba condenando al otorgarles la gloria de ser mortales y loquitos".



El amar de los amares.

Cantó el Rey Salomón a la más mujer de sus mujeres. Cantó a su cuerpo y a la puerta de su cuerpo y al verdor del lecho compartido. "El cantar de los cantares" no se parece ni un poquito a los demas pasajes de la Biblia de Jerusalén. ¿Por qué será que está ahí?
Según los rabinos es una alegoría del amor de dios por Israel. Según los curas, es un un homenaje a la boda de cristo con la iglesia. Pero ningun verso de "el Cantar" menciona a dios y mucho menos a Cristo o a la Iglesia que nacieron mucho despues de que "el cantar" fuera cantado. Más bien parece que éste fue un homenaje, un jubiloso homenaje a la pasión humana y a la diversidad de nuestros colores. Los amores entre un Rey judío y una mujer negra. Ella cantaba: "Mejores que el vino son los besos de tu boca". Y según la version oficial, cantaba tambien: "Negra soy pero bella". Otras versiones dicen que no, que el "pero" fue agregado, y agregado despues porque ella orgullosa había cantado: "Negra soy y bella".


El pánico macho.

Uno de los mitos más antiguos y más universales, cuenta que la primera noche yacían juntos la mujer y el hombre... cuando él escuchó un ruidito amenasante, un crujidero de dientes entre las piernas de ella y el susto que cortó el abrazo.
Los machos mas machos del mundo (la verdad sea dicha) tiemblan todavía.
En cualquier lugar del mundo, cuando recuerdan, sin saber qué recuerdan, aquel primer peligro de devoración. Y se preguntan los machos más machos, sin saber qué se preguntan: ¿Será que la mujer sigue siendo una puerta de entrada que no tiene salida?


Un arma peligrosa.

En más de treinta paises la tradición manda cortar el clítoris.
Este tajo confirma el derecho de propiedad del hombre sobre su mujer o mujeres. Y los mutiladores llaman "Purificación" a éste crimen cometido contra el placer femenino.

Ellos explican que el clítoris es: un dardo envenenado, una cola de escorpión, un nido de termitas, que mata al hombre o lo enferma, que excita a las mujeres, se les envenena la leche y las vuelve insaciables y locas de remate. Para justificar la mutilación citan al profeta Maoma, que jamás habló del asunto, y al Corán, que tampoco lo menciona.


Los siete pecados capitales.

De rodillas en el confesionario un arrepentido admitió que era culpable de avaricia, gula, lujuria, pereza, envidia, soberbia e ira. Jamás me confesé, dijo, porque yo no quería que ustedes los curas, gozaran mas que yo con mis pecados, y por avaricia me los guardé. Gula, bueno, desde la primera vez que la ví, confieso, el canivalismo no me pareció nada mal. ¿Se llama lujuria eso de perderse en el cuerpo de la mujer amada? Esa mujer era lo único en el mundo que no me daba pereza. Y sentía envidia, sí, lo reconozco, sentía envidia de mí. Y confieso que despues cometí la soberbia de creer que ella era yo. Y quise romper ese espejo, loco de ira, cuando no me ví.


Burros.

Atados al mismo palenque, los dos cargados de leña seca se miran. Él querendón. Ella casquivana. Y mientras el burro y la burra se miran y se remiran las beatas cruzan atareadas en oración, la plaza de Cosalá. Hoy es viernes santo y andan todas luteando. Vestidas de negro, mantillas negras, medias negras, guantes negros. Pero tremenda espantada pegan las beatas cuando el burro y la burra rompen las amarras y retocandose dan a gozarse en plena plaza, de cara a la iglesia y de espaldas a la alcaldía.
Por todo mexico retumban los chillidos. Y el alcalde de Cosalá, José Antonio Ochoa, sale al balcón, pega un grito y se tapa los ojos. Y enseguida manda que sean pasados por las armas los revoltosos burritos enganchados de amor, que sin desprenderse caen fusilados.


Unicuerpo.

Con la ayuda de sus bastones blancos y de unos cuantos tragos, ellos se abrían paso, mal que bien, por las callecitas de Tlaquepaque. Parecía que estaban a punto de caerse, pero no. Cuando él tropezaba lo sostenía ella y cuando ella se bamboleaba la sostenía él. A dúo andaban y a dúo cantaban. Cantaban juntos con voz gastadita, siempre en el mismo lugar, a la sombra del mismo portal. Y con voz castigada recreaban viejos corridos de la revolución mexicana, algún instrumento usarían, no sé, no recuerdo, quizá una guitarra. Y después pasaban el sombrero entre el respetable público. Y se perdían precedidos por sus bastones, atravesando el gentío bajo el sol, destartalados, rotosos, bien agarraditos el uno al otro, pegados el uno al otro, en los vaivenes del mundo.



El siempre abrazo.

No hace mucho que fueron descubiertos en el secarral que antiguamente fue playa de Sumpa, en el Ecuador. Y ahí están. Ahí están al sol para quien quiera verlos, éstos esqueletos, un hombre y una mujer, atados, durmiendo amares desde hace una eternidad o más bien, para ser un poquito más preciso, desde hace ocho mil años.
Resulta sorprendente su hermosura, tratándose de huesos tan feos. Y más sorprendente todavía resulta su modestia, porque éstos amantes de Sumpa, por siempre abrazados, dormidos en el viento, ignoran que tienen más grandesa y belleza que las Cataratas del Iguazú o las Pirámides de Teotihuacan o la fortaleza de Machu Picchu.


Ventana sobre el cuerpo.

La iglesia dice: "El cuerpo es una culpa".
La ciencia dice: "El cuerpo es una máquina".
La publicidad dice: "El cuerpo es un negocio".
Y el cuerpo dice: -"Yo soy una fiesta".




sacado del blog: http://nitegastesenleerme.blogspot.com
gracias doña jeje perdón

1 comentario:

delarena-zero dijo...

Gracias a vos Coyote por haber haber tomado de mi blog aquello que te interesó.
Esa es la idea: COMPARTIR las transcripciónes que hasta ahora he hecho y lo que no es transcripción también.

Gracias nuevamente.

Si el "gracias don" va dirigido a mi, te cuento que no soy "don", en todo caso "doña" jaja.

Saludos!